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DE AUGUSTO A LA UNIÓN EUROPEA |
Las campañas de César y de Pompeyo extendieron los
límites del Imperio a todo el Mediterráneo y a la
porción continental de Europa situada al sur del Rin y
del Danubio. Al final de las guerras civiles, Augusto
se vio obligado a organizar política y económicamente
este vasto territorio, emplenado sus recursos para el
aprovisionamiento de la capital y del aparato
administrativo y militar . |
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A este fin creó la Praefectura annonae, que controlaba la distribución de los alimentos al pueblo de Roma y al ejército situado en las fronteras. Las fuentes literarias identifican siempre un buen emperador con el gobernante capaz de asegurar el aprovisionamiento regular de la capital del Imperio. |
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Las inscripciones pintadas del Monte Testaccio muestran el continuo y progresivo control del Estado sobre la circulación de alimentos.
Mapa de Britannia mostrando la
densidad de las ánforas Dressel 20 importadas desde la Bética.
Gracias a este gran sistema redistributivo de alimentos, el aceite bético, pagado como tributo, se difunde hasta las fronteras del Imperio, ya que formaba parte de la dieta de las milicias. Por ello, son muy abundantes las ánforas béticas en las fronteras británica y germanodanubiana. La documentación epigráfica aportada por el Testaccio permite datar, con precisión, muchos hallazgos centro-europeos, de ahí su importancia.
Con la abertura de nuevas fronteras la Unión Europea abarca una buena parte de aquello que fue el Imperio Romano y el problema de la organización, de la producción y de la comercialización de los alimentos, constituye uno de los problemas más grandes de la Unión. Resulta así interesante, más que nunca, ver como éstos problemas fueron resueltos por una unidad política, el Imperio romano, que controlaba un territorio mucho más vasto que el actualmente abarcado por la Unión Europea.
Las provincias del Imperio
romano.
El Proyecto Testaccio, que se ocupa de estudiar las relaciones económicas y sociopolíticas entre Roma y sus provincias, realizado por parte de un equipo de historiadores y arqueólogos españoles de las Universidades de Madrid y Barcelona, y un equipo de geólogos de la Universidad de Roma, se ocupa de uno de los programas de mayor prestigio internacional entre aquellos que, actualmente, se dedican a la Historia Antigua y a la Arqueología del Imperio Romano.