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La presente publicación (“Repúblicas y ciudadanos: modelos de participación cívica en el mundo antiguo”) recoge las comunicaciones expuestas y defendidas en el III Coloquio Internacional de Historia Antigua Universidad de Zaragoza, que se celebró en el salón de actos de la Biblioteca de Humanidades María Moliner, perteneciente a la Facultad de Filosofía y Letras, durante los días 6 y 7 de junio de 2005. Como en las dos ediciones anteriores de estos coloquios, de periodicidad bienal, esta reunión científica fue consecuencia de la fructífera colaboración establecida entre el Centro para el Estudio de la Interdependencia Provincial en la Antigüedad Clásica (CEIPAC), de la Universidad de Barcelona, y el Área de Historia Antigua del Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza. Su celebración fue posible gracias al patrocinio de la universidad césaraugustana y de la Institución Fernando el Católico, dependiente de la Diputación Provincial de Zaragoza.
La palabra “ciudadano” es indudablemente el concepto clave que estuvo presente a todo lo largo del desarrollo del coloquio y que sirve de hilo conductor a los artículos que componen la presente publicación. Entre los diversos hitos que han supuesto en la historia de la humanidad avances decisivos en muy diferentes ámbitos, económicos, sociales o culturales, resulta de extraordinaria importancia el momento en el que un grupo de individuos se entendieron a sí mismos como miembros de pleno derecho de una comunidad, y se dotaron en consecuencia de unas normas de convivencia y de unas leyes a las que se sometieron, con privilegios y obligaciones. Significó el paso trascendental de súbditos a ciudadanos, el tránsito de unas sociedades gobernadas por reyes a otras administradas por conciudadanos, que podemos denominar de manera genérica como “repúblicas”.
Al contrario que una monarquía, una república se caracteriza por ser un imperio de leyes, no de hombres, por transmitir la sensación de que el poder deriva de la ciudadanía. En una república debe existir una cierta complicidad entre gobernante y ciudadanía, el gobernante debe ser responsable frente a los ciudadanos, ha de rendir cuentas ante ellos. Una característica de una república es la participación de sus ciudadanos en su gobierno, aunque el grado de intervención y de control de la vida pública difiere onsiderablemente de unos a otros regímenes republicanos. La monarquía se sustenta ante todo en la obediencia y en la obligación de los súbditos hacia su monarca. La república tiene como base la responsabilidad de los ciudadanos, que han de contribuir al bienestar de la comunidad a través de la participación cívica, lo que les convierte en corresponsables del éxito o fracaso de las empresas colectivas. Esto, no obstante, no se traduce necesariamente en un régimen democrático: de hecho, la democracia es una gran excepción en la Antigüedad. Es esa diferente relación establecida entre gobernantes y ciudadanos, así como las formas de participación cívica en los diversos modelos republicanos, lo que se pretendió explorar en el III Coloquio Internacional de Historia Antigua Universidad de Zaragoza y se ofrece en la presente publicación.
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