Excavaciones en la ciudad romana de Arva
(Alcolea del Río, Sevilla)

Prof. Dr. José Remesal Rodríguez
Porf. Dr. Santiago Toledano (Directores)

Organismo financiador: Junta de Andalucía


La ciudad romana de Arva (Alcolea del Rio, Sevilla) se encuentra ubicada a mitad de camino entre los municipios romanos de Axati (Lora del Rio) y Canama (Alcolea del Rio). La ciudad está asentada en un montículo, en la margen derecha del Guadalquivir. Es de dimensiones reducidas, de modo que el espacio propiamente urbano debía estar ocupado, en su mayor parte, por edificios de carácter público, como sucede en otras ciudades béticas (Belo o Munigua). En nuestra opinión, la romanización formal de estos núcleos de población, la concesión del ius Latii y su conversión en municipia, fueron el resultado del empeño imperial por controlar, más directamente, a tales poblaciones. De ahí que, más que ciudades perfectamente regularizadas, con sectores y barrios bien definidos, sean centros de administración y servicios públicos.

Estudios sobre Arva

La ciudad esta limitada, al norte y al este por el arroyo de los Premios. Al sur por el Guadalquivir y al oeste por la torrentera, delímites, mientras que la modo que el espacio urbano queda muy bien definido. La ciudad ocupa la colina comprendida en estos ladera sur, la que mira al rde viviendas y ío Guadalquivir, está ocupada por la zona industrial. Mas allá de esta demarcación existen restos sepulturas tanto al norte, como al este y oeste. El agualos Premios. En llegaba a la ciudad por un acueducto que purgaba las aguas del arroyo de la plataforma de la colina se conservan restos visibles de unas termas y de otros edificios aún no definidos.

Ya Tomás Andrés de Gússeme, a mediados del siglo XVIII, había identificado este municipio. E. Hübner lo confunde, sin embargo con Canama. A finales del siglo XIX G.Bonsor, W. C. Clark-Maxwell y A. Engel realizaron una serie de trabajos. Aprovechando la apertura de la carretera entre Lora y Alcolea, se abrió una amplia trinchera, para permitir que la carretera discurriese llanamente. Sin embargo, existían otras posibilidades, más acordes con las técnicas e intereses económicos del momento, para hacer discurrir la carretera sin necesidad de este trabajo, por lo que creemos que los arqueólogos intervinieron en el trazado. La excavación de esta trinchera distorsionó, radicalmente, la posibilidad de interpretar y comprender la unidad de la mayor parte de la zona industrial. Tanto Clark-Maxwell, como Bonsor, se hacen eco de esta excavación y publicaron algunas noticias aisladas sobre los resultados, pero ninguacute;n plano de conjunto. Nuestra investigación en los fondos documentales de la colección Bonsor no han dado resultados positivos, tal vez la documentación quedase en poder de Clark-Maxwell. Bonsor hace una descripción muy somera de los hallazgos en las alfarerías. Por el contrario, tanto uno como otro hacen más hincapié en la necrópolis tardía que se encontró sobre el area de las alfarerías. Hace pocos años, cuando el monumento ya estaba oficialmente protegido, la ampliación de la carretera volvió a producir un gran daño en este sector.

Pero no son éstos los únicos expolios conocidos. El primero y mas importante fue, sin duda, el causado por los constructores de la primera aceña de la "peña de la sal", cuya fecha exacta no conocemos, pero que fue anterior al momento en que Rodrígo Caro pudo anotar algunas inscripciones existentes en la casa de la aceña. A finales del siglo XIX, y ante los ojos de G. Bonsor, se estaba realizando un nuevo expolio, esta vez para la construcción de la nueva aceña y "fabrica de la luz". Gússeme, a mediados del siglo XVIII, realizó un dibujo de los restos aún visibles en su época. Aunque el dibujo es poco cuidado y sólo un apunte, permite ver que algunos de los restos monumentales aún se hallan como en el siglo XVIII, mientras que otros han desaparecido.

En 1931 el yacimiento fue declarado de interés público y, durante algún tiempo, dispuso incluso de guarda. A principios de los años 70 el Prof. M. Almagro Basch inició los trámites para la declaración de utilidad pública del yacimiento a efectos de expropiación. Compra que fue realizada años después por la Junta de Andalucía.
En la actualidad el yacimiento está cercado, dispone de almacén, tiene buen acceso y está situado en el centro de una zona ampliamente poblada, lo que le convierte en un lugar en el que pueden coordinarse bien, tanto la excavación científica, como el uso cultural y lúdico del yacimiento.

Finalidad de la investigación

Arva, tiene dos características que la convierten en un unicum de la arqueología andaluza: la peculiaridad del sitio (núcleo urbano reducido, con notables restos monumentales) y la existencia de alfarerías a los pies de la ciudad. Contiene todos los elementos para estudiar, a la vez, el desarrollo urbano de una ciudad junto al desarrollo industrial de la misma.

Dada la importancia que tienen en la actualidad los estudios sobre la producción y el comercio del aceite bético, resulta particularmente interesante, para el desarrollo de las investigaciones, poder establecer el ritmo de la evolución urbana y su reflejo en la evolución industrial y viceversa. De este modo, se puede ofrecer a la comunidad científica internacional el conocimiento del área de producción del aceite y su evolución política y económica. Esta investigación sufre una descompensación evidente, puesto que mientras ya se tiene un conocimiento bastante profundo de la exportación del aceite bético durante el imperio romano, apenas se ha desarrollado la otra vertiente: el estudio de los centros de producción.

Para llevar a cabo esta investigación se presentó a la Junta de Andalucía un proyecto de excavaciones sistemáticas, en el que se contemplaba tanto la excavación del centro monumental como de la zona industrial de la ciudad.

En 1987, en la zona Sur de la ciudad, se excavaron los restos, aún visibles, de lo que parecía ser un conjunto de estructuras monumentales. La excavación permitió confirmar que nos encontrábamos ante un edificio de grandes proporciones, que en la actualidad conserva hasta 7 m. de altura y cuatro ambientes abovedados. Los ambientes debieron corresponder a un lavacrum, un tepidarium, el apodyterium y el frigidarium de unas termas. La excavación de estas estructuras sirvió para comprobar que la monumentalización de Arva es datable en época flavia y para ofrecer ya, desde el primer año, unos resultados "visibles", de modo que las excavaciones se integrasen rápidamente en el entorno social en que se desarrollan.

En 1991 se autorizaron las prospecciones arqueológica y electromagnética en la zona industrial de la ciudad, limitándose a la superficie por la que se extienden los restos de las alfarerías romanas. Los resultados obtenidos con las prospecciones arqueológica y electromagnética están recogidos en la Memoria de la campaña de prospecciones en la ciudad romana de Arva (Alcolea del Río, Sevilla). 1991. (en prensa). Básicamente esta prospección ayudó a demostrar que esta era la zona industrial de la ciudad, identificándose con esta técnica los lugares en los que, seguramente, están emplazados los hornos. Además, se realizaron dos sondeos.
El Sondeo I permitió comprobar la enorme potencia estratigráfica de la zona occidental del sector industrial (se encontró un horno que conservaba más de 5 mts. de altura). Esto permitirá, en los próximos años, realizar excavaciones sistemáticas con gran probabilidad de encontrar una alfarería romana en buen estado de conservación, con la espectativa que ello conporta: la de poder excavar, por fin, una alfarería con todos sus edificios anejos (hornos, talleres, almacenes, piscinas de decantación, etc.). Además, este sondeo ha demostrado que las paredes de la cámara de cocción de los hornos dedicados a producir ánforas del tipo Dressel, 20 tenían una altura superior a los tres metros. Este descubrimiento es un dato importantísimo para conocer la capacidad productiva de estos hornos.

El Sondeo II, realizado en el area que consideramos límite oriental de la zona industrial, mostró, por el contrario, que en este lugar la zona industrial está muy arrasada. Por otro lado, en ella han aparecido restos de época protohistórica. Este es un hallazgo interesante, pues confirma la ocupación del lugar, al menos, desde el siglo VI a.C. El resultado más importante, en este sondeo, es el descubrimiento de los restos de la parrilla de la cámara de cocción de dos hornos que fueron contruidos al mismo tiempo, según la técnica ya conocida, con adobes y restos de anteriores hornadas. En la fase final de uso de estos hornos se produjo para la familia de los Minicii, cuyos sellos podemos datar en la primera mitad del siglo III d.C.

Bibliografía

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