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TESTACCIO: UN MONTE DE ÁNFORAS DESECHADAS |
El Testaccio es una colina artificial con la base vagamente triangular, situada cerca de la orilla derecha del Tíber, en la zona sudeste de Roma. Tiene una altura de cerca de 50 m. y un perímetro de 1490 m., con una superficie total de aproximadamente 22.000 m2.
Se trata de un monte pequeño, aunque durante un tiempo fue clasificado como la mayor de las siete colinas artificiales de Roma (las otras eran: Augusto, Cenci, Citorio, Giordano, Savelli y Secco). El nombre actual del lugar deriva de la palabra latina testa, que significa tiesto: debe su origen al desecho regular de envases anfóricos de aceite que allí se hacía. De aquí el popular nombre de Monte dei Cocci.
Foto aérea del Monte Testaccio.
La mayor parte de los recipientes provienen de la Bética, la actual Andalucía, al sur de España; el resto, del norte de África (en particular, de las actuales Túnez y Libia). La unificación política del Mediterráneo estimuló el crecimiento de los circuitos de intercambio. La intensificación de la circulación de hombres y mercancías, por iniciativa privada o incentivada por las necesidades estatales, facilitó el desarrollo tecnológico de las infraestructuras y de los transportes.
Este desarrollo es particularmente
evidente en la navegación, que durante la Antigüedad
fue el medio principal para transportar cargas
voluminosas a largas distancias y a bajo coste. La
recuperación, mediante las excavaciones submarinas, de
un gran número de naves de época imperial, naufragadas
a lo largo de las rutas que conectaban Roma con las
provincias, ha permitido conocer sus características
técnicas y la organización de sus cargas. La navegación, que tenía lugar desde abril hasta septiembre, era esencialmente de cabotaje. El tonelaje y la capacidad de las naves era muy variado. |
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Ánforas Dressel 20 del pecio de Cabrera III (mitad s. III. d.C.). |
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Nave de carga, transportando ánforas Dressel 20. |
El primer puerto de Roma fue Puteoli (Pozzuoli), pero en seguida los puertos de Claudio y de Trajano, en la desembocadura del Tíber, se convirtieron en el principal punto de distribución de mercancías y de viajeros.
Los puertos de Claudio y Trajano en la desembocadura del Tíber.
Operación de descarga de
ánforas.
El destino final de una carga de ánforas, como de tantos otros productos, era el complejo portuario fluvial y los almacenes situados a los pies del Aventino en Roma. En esta zona se formó el Monte Testaccio, un gran vertedero de ánforas usadas que se ha convertido en un extraordinario filón de datos para la historia económica del Imperio romano. |
![]() Restos del antiguo puerto fluvial de Roma en la "Marmorata". |